Jueves 12 de Diciembre de 2024

10/11/2024

Gustavo Santaolalla habla del documental sobre Nora Cortiñas: “Es una medicina para la memoria”

Fuente: telam

Junto a Jane Fonda, el músico coprodujo el emotivo documental “Norita”. “Entraba a una habitación y emanaba una luz impresionante”, dice sobre la madre de Plaza de Mayo que murió este año

>Su influencia se extiende a través de la producción de más de un centenar de discos, muchos de ellos fundamentales para el desarrollo y evolución del rock latinoamericano. La música de grupos icónicos como Los Prisioneros, Café Tacuba y Divididos llevan su sello distintivo, mostrando la diversidad de texturas y colores que imprime en cada proyecto. La lista es más larga, por supuesto. También es larga la enumeración de trabajos, giras y producciones que hizo, hace y hará. La música del juego y la serie The Last of Us, la banda de sonido de un documental sobre Eric Clapton y una gira mundial que celebra los 20 años de su disco Ronroco.

Viene de tocar en el concierto Spanish Dracula en La Ópera de Los Ángeles junto a la directora colombiana Lina González Granados y trabaja para estrenar en 2026 un musical basado en la película El laberinto del fauno, de Guillermo Del Toro. “Estamos trabajando en eso desde hace años. Lo que pasa es que Guillermo es un tipo sumamente ocupado. Tan ocupado como yo, ¿viste? Pero la idea es tener algo en escena en 2026, cuando se cumplan 20 años de la película. Vamos a ver si llegamos, pero hay mucha muchas canciones ya hechas. Estoy trabajando en eso con Paul Williams, él hace las letras”, anticipa.

En medio de todo ese torbellino artístico, Gustavo Santaolalla saluda y sonríe desde Los Ángeles. Hiperactivo y verborrágico, uno de los músicos argentinos más relevantes y prestigiosos del mundo dialogó con Infobae Cultura sobre su rol de productor en el documental Norita, dedicado a —¿Cómo te llegó a ella esta historia del documental sobre Nora Cortiñas?

Y yo dije “por supuesto, me encanta”. Pero no sabía que ya estaban trabajando en la música. Estos chicos son buenísimos músicos y habían hecho algunas cosas que estaban muy lindas. Ahí yo traje a otro músico que trabaja conmigo acá, que se llama Juan Luqui, que es buenísimo también y y di como unas direcciones, o sea, en términos del sonido de lo que quería, incorporé a Javier Casalla. Di unos guidelines y compuse unos leitmotivs, la apertura y ciertas cosas en el medio y al final. Juntamos el esfuerzo y así la música es de los cuatro. Pero además me interesó involucrarme en la película, más en la producción pero desde el ángulo creativo. Después se incorporó Andrea Tortonese, cuyo trabajo de animación es fascinante.

—¿Cuál crees que es la significación de la película, más allá de Nora Cortiñas?

Estamos en un mundo, por ejemplo, que está dilucidando si lo que está pasando en Gaza es genocidio o no... Está bravo. Y yo siento que, dentro de ese mundo, Argentina es una especie de laboratorio, un lugar de prueba, a ver hasta donde se puede. Tenemos este presidente exaltado por cierta franja de publicidad de la derecha mundial, y así una persona de afuera lee “la Argentina de Milei”, “Argentinas´s changing”. Aquí en Estados Unidos a veces me hablan de eso y no mencionan para nada todo lo que nosotros sabemos que está pasando.

Es como una serie de Netflix. O sea, un tipo que es un panelista que grita, que insulta, que se disfraza, que agarra una motosierra, qué sé yo... Y que luego se dan dadas las condiciones, termina presidente. Y nadie sabía realmente lo que significaba. A todos nos pasa que te levantas a la mañana y decía “Pará, pará, ¿es real esto que estoy viviendo?

—¿Hay salida para esta realidad que supera la ficción?

Yo igual soy positivo. Y creo que la vida es una sucesión de problemas y soluciones. Y creo que cuando está todo bien, tranquilo porque en un momento se pincha la goma, no te llegan los pasajes... Y cuando está todo mal, tranquilo, porque llega una solución también. Entonces, sobre la película, yo sé que hay un montón de gente que va a ir a verla. Y sé que hay un montón de necios que ni les va a interesar, que la van a negar, que la van a bastardear sin saber ni siquiera de qué se trata, ni haberla visto ni nada. Pero ahí, en el medio, hay un grupo de gente que a lo mejor algún día dicen “Uy, yo la verdad que lo voté pero no sabía qué pasaba. Yo invito a esa gente que vaya con la cabeza limpia y que vean la película. Porque la película puede servir también como una medicina para la memoria.

—En los años 90 predijiste el triunfo global del rock latino, ahí estuvieron los discos que hiciste con Café Tacuba, Molotov, Divididos, La Bersuit, La Vela Puerca y tantos más... ¿Qué quedó de todo aquello? ¿Cómo está la cultura latina en el mundo?

—La tentación es preguntarte si no estamos peor, entonces...

Pero sí te puedo decir una cosa con respecto a nuestro país. Cuando nosotros comenzamos, hablo de Almendra, Manal, Vox Dei y Arcoíris, que yo considero bandas fundacionales, la gente que nos seguía a nosotros era de nuestra edad. O sea, yo tenía 17, 18 años, y el público también. Con el tiempo se fue generando una onda medio de gerontocracia. Para ser grande en el rock argentino tenías que ser “grande”. Entonces, por ejemplo, cuando yo produzco La era de la boludez, Arnedo tenía 40 ya. Y cuando produzco Libertinaje, los Bersuit ya no tenían 21 o 22 años...

Cuando de pronto me entero que había un pibe que estaba haciendo tres Luna Park que se llamaba Duki, y que no lo conocía nadie (digamos, “nadie”. Por supuesto que lo conocían miles de personas), me encantó y enseguida me enganché. Por eso es que también he trabajado con ellos. Y todo porque encuentro una empatía con una parte que me gusta. Siempre dije que para mí la música se divide en dos categorías: buena o mala. No tengo ningún problema con ningún género de música.

[Fotos: AP/Chris Pizzello, archivo; Charles Sykes/Invision/AP; Alejandra Palacios]

Fuente: telam

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